La complejidad de los procesos ecológicos, la dificultad que tiene su compresión para el entendimiento humano y la percepción de un medio cada vez más artificializado y en crisis es la causa de que sólo en los últimos años se haya alcanzado cierto nivel de conciencia ecológica.

Dado el sistema de prioridades y los engranajes político-económicos que mueven a las sociedades urbanas occidentales actuales, es preciso seguir incidiendo en la idea de que la conservación de la naturaleza es, en última instancia una necesidad y un beneficio para la humanidad y demostrar cómo los ecosistemas son los responsables últimos del flujo de servicios de los que depende el bienestar humano.

El marco conceptual esta basado en el nuevo paradigma que enfatiza el valor instrumental de los servicios ecosístemicos como proveedores de servicios y bienestar humano. En este contexto es necesaria una gestión activa, que incorpore la colaboración de sociedad, para no exceder la capacidad de resistencia a los cambios y perturbaciones de los ecosistemas y mantener los procesos ecológicos y cierto nivel de diversidad biológica (Ecosistemas del Milenio, 2003).

Desde una perspectiva antropocéntrica las funciones ecológicas, son entendidas como potencialidades para generar servicios a la sociedad y por tanto, su importancia se encuentra determinada por las percepciones y preferencias sociales.

Los servicios culturales vinculados al turismo ocio y recreo al aire libre que los ecosistemas de la sierra de Guadarrama ofrecen a los usuarios no sólo se basan en la función portadora del espacio geográfico sino en aspectos menos tangibles como los estéticos, espirituales, históricos, culturales, artísticos, educativos y científicos.

En esta investigación se aborda una aproximación metodológica para el análisis y valoración de los sistemas socio-ecológicos en lo relativo al servicio que prestan para el disfrute recreativo en función del tipo de beneficiario en la Sierra de Guadarrama, donde se pretende declarar un Parque Nacional.