Desde el punto de vista paisajístico, la actividad agraria contribuye a una mejor valoración del mundo rural ya que a la componente puramente estética se le añade la percepción de una actividad que contribuye al cumplimiento de otro tipo de funciones, entre ellas las de índole social, evitando el éxodo rural, y ambientales, como la prevención de incendios y la erosión del suelo.

El presente trabajo, a partir de una serie de fotografías que representan 30 escenas rurales, analiza las preferencias visuales de los ciudadanos en función de los diferentes elementos antrópicos existentes y la orientación técnico-productiva del territorio agrícola. Los resultados sugieren que la agricultura per se tiene un valor añadido por encima de aspectos puramente visuales.

Teniendo en cuenta que el sistema actual del Pago Único no responde a la provisión de la nuevas funciones que la sociedad demanda a la agricultura, en aras de la justificación futura del apoyo público al sector agrario, será necesario vincular dicho apoyo a la capacidad de respuesta del mundo rural a estas demandas. Este proceso conlleva una fase inicial de definición de las funciones no comerciales que cada sistema agrario cumple, una posterior de cuantificación de las mismas y una final de remuneración cuando se superen los umbrales mínimos de exigencias derivadas de las buenas prácticas agrícolas. Como apunta la OCDE, el futuro de la PAC contemplará la 'reconexión' de las ayudas, permitiendo así la convivencia de un modelo dual de agricultura europea, uno orientado al mercado y otro, en zonas de mayor valor ecológico y cultural, basado en la potenciación de estas funciones no comerciales del mundo rural.