Del mismo modo que Internet conecta los usuarios de ordenador, Vulturnet pretende poner en comunicación mediante una red de corredores ecológicos a otro tipo de usuarios, los buitres. Aquí nos referiremos a las cuatro especies de necrófagas exclusivas que se reproducen en Europa: quebrantahuesos (Gypaetus barbatus), buitre negro (Aegypius monachus), buitre leonado (Gyps fulvus) y alimoche (Neophron percnopterus). Se trata de fomentar y consolidar los pasillos aéreos y terrestres que conectan las principales poblaciones de estas cuatro especies, situadas en el extremo suroccidental del continente (península ibérica), con los núcleos relícticos en la mitad oriental y las mayores islas mediterráneas. En la actualidad se trabaja principalmente a lo largo del tramo que discurre desde el Sur de España al Sur de Italia a través de Francia y los Alpes. Y la previsión es continuar en los próximos años con la mitad restante, desde los Alpes al Sur de Grecia.
El proceso se realiza mediante la fijación de nuevas poblaciones en puntos idóneos (posición geográfica, interés social, valor ecológico) a través de iniciativas de reintroducción o reforzamiento demográfico que actúan como cabezas de puente o intercambiadores demográficos y facilitan los desplazamientos de individuos a gran escala. La consolidación de una red semejante contribuiría a la conservación de dichas especies a largo plazo, gracias a la ampliación del área de distribución y a la minimización del riesgo de deriva genética. Además, se procuraría la sensibilización de los ciudadanos y la capacitación de agentes locales como vectores de gestión del proceso. Y se salvaguardarían ecosistemas y prácticas socioculturales de gran valor natural y paisajístico, como base para el desarrollo sostenible de las comunidades locales.
Dado que España es el principal reservorio europeo tanto de buitre leonado (95% de la población), como de buitre negro (85%), alimoche (70%) y quebrantahuesos (65%), las decisiones sobre una red semejante corresponden, en primera instancia, a las administraciones regionales españolas, ya que ostentan las competencias de conservación sobre estas especies. Sólo a través del acuerdo explícito y la implicación de las Comunidades Autónomas en cuyo ámbito territorial se encuentran los núcleos de población más importantes, podrá gestionarse el traslado de individuos para programas de refuerzo o reintroducción, tanto nacionales como internacionales.
La especie más abundante de las cuatro, el buitre leonado, es además, por su carácter eusocial y marcadamente gregario, la que responde mejor a este tipo de actuaciones: se insertan poblaciones viables en tiempos menores y a costes más bajos. Por tanto, resulta sensato iniciar los procesos de reconstitución o repristinación de las comunidades de necrófagas con esta ave. Así se puede testar la adecuación del territorio y la disposición de la población local para acoger a estos nuevos habitantes, preparando el terreno para la llegada de las restantes especies de buitres, más selectivas y territoriales.
Tras la selección del área y la tramitación administrativa, hay que reunir un grupo mínimo de ejemplares a translocar. Según su edad, se emplea la crianza campestre ('hacking') o la estancia en jaulones para su aclimatación. Mediante sucesivas liberaciones y efectuando un seguimiento exhaustivo para evaluar la correcta adaptación de los ejemplares, se busca establecer una población con viabilidad demográfica, una vez hayan comenzado las reproducciones en estado silvestre. Para el seguimiento se emplean métodos de localización visual (anillas de lectura a distancia, decoloraciones de plumas de vuelo) o de telelocalización (emisores terrestres y satelitales). En la actualidad son muchos los proyectos iniciados e incluso finalizados para llevar a buen término este proyecto.