Los ibones, o lagos de alta montaña, son los ecosistemas dulciacuícolas más frágiles y singulares del patrimonio natural pirenaico de Aragón. Originados en la dinámica climática y geológica que modelaron los Pirineos durante las glaciaciones plio-cuaternarias, estos entornos preservan valiosa información sobre la evolución climática reciente de esta cordillera.
Debido a su aislamiento, cada ibón puede considerarse como un ecosistema único donde observar las relaciones entre las diferentes poblaciones de organismos, sus respuestas a los cambios medioambientales, y la influencia que la actividad humana ejerce sobre su entorno. Su localización –normalmente por encima de los 1700 m - da lugar a unas condiciones ambientales extremas que influyen en su biocenosis y favorece la presencia de endemismos de alto interés ecológico.
Al interés científico de los ibones debe añadirse su enorme valor socioeconómico. Los ibones presentan un gran potencial para su aprovechamiento y desarrollo sostenible desde el punto de vista turístico, deportivo y de sensibilización ambiental.
Tradicionalmente los usos de los ibones han sido como reservorios de agua para abastecimiento hídrico y energético, y en algunos casos un uso turístico no regulado que frecuentemente ha provocado el desequilibrio del ecosistema por diferentes causas (e.g., introducción de especies alóctonas, contaminación de materia orgánica).
Sin embargo, en la última década se ha producido un interesante fenómeno social de valoración de los ibones como entornos naturales y turístico-deportivos de calidad. Así, en este periodo diferentes iniciativas de colectivos ciudadanos (e.g., FARAS, CIM-Jaca), empresas (e.g.,ENDESA, PRAMES) e instituciones (e.g., IberCaja, Gobierno de Aragón, GIMACES, Fundación Boreas) han tratado de revertir el abuso realizado durante décadas en estos entornos.
Esta comunicación describe estas iniciativas y analiza sus consecuencias presentes y futuras para una gestión sostenible basada en la gobernanza y la participación de los ibones pirenaicos, y sus consecuencias para un turismo sostenible.