La organización mundial de la salud nos alerta de que la contaminación atmosférica constituye un riesgo medioambiental para la salud y se estima que causa alrededor de dos millones de muertes prematuras al año en todo el mundo. La exposición a los contaminantes atmosféricos se halla fuera del control de los individuos y exige la actuación de las autoridades a escala nacional, regional e incluso internacional.
Las ciudades son el foco principal en el que se concentra, en este momento, una gran parte del problema. El NO2 y el PM10 son producidos principalmente a causa del tráfico rodado por lo que es esencial tomar medidas que deben ser drásticas y principalmente NO tecnológicas ya que son más eficaces. Por tanto, es necesario intervenir de manera coordinada en la movilidad, en la arquitectura urbana, en el uso de energías renovables, establecer zonas de bajas emisiones etc…, es decir, actuar de manera transversal en muchos ámbitos para poder ir disminuyendo el problema. Es imprescindible una coordinación de todas las políticas. Acciones como la gestión del tráfico que lleva a cabo la Dirección General de Tráfico, por ejemplo, no sólo evita accidentes sino que reduce el consumo de combustibles además de disminuir la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. En ciudades como Barcelona, la gestión de la velocidad en vías rápidas a una velocidad límite de 80km/h ha tenido una reducción promedio de un 13% de las emisiones de NO2 y PM10 en el año 2009.
Un parte fundamental, de la que las administraciones no se olvidan, es la información a la población. Aunque, sobre todo, desde las organizaciones ciudadanas y ecologistas se reclama una mejora tanto en los canales de difusión como en la calidad de los contenidos, las nuevas herramientas tecnológicas pueden ayudar a realizar la comunicación de una forma más rápida y accesible. Una buena muestra de ello es la aplicación para iphone que el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha recientemente para informar de la calidad del aire en la ciudad.
Mientras se sigue trabajando en todas estas líneas, surgen nuevos desafíos a los que será necesario enfrentarse en un futuro no muy lejano. Uno de ellos es el de la contaminación odorífera, que aunque no está de momento legislado en nuestro país, pronto va a ser una nueva cuestión a la que los técnicos tendrán que enfrentarse.
Los técnicos afrontan retos en la evaluación de la calidad del aire que implican también a los gestores, laboratorios y modelizadores. Y de todas formas no podemos olvidar que ya existen instrumentos normativos y de planificación necesarios y que se debe continuar con la aprobación de planes y hacer llegar el mensaje de mejora de la calidad del aire y mejora de la salud.
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